INDICADORES  BIOLÓGICOS

El uso de los macroinvertebrados acuáticos (y muy especialmente los insectos) como
indicadores de la calidad de las aguas de los ecosistemas (ríos, lagos o humedales) está
generalizándose en todo el mundo. Un resumen de esta tradición y de los métodos actualmente
usados, así como una valoración de sus ventajas e inconvenientes se puede encontrar en
Bonada et al. (2006) donde se incluye una visión histórica del tema, y una extensa bibliografía.
Los beneficios del uso de herramientas integradoras y no solo las características fisicoquímicas
del agua para la medida de su calidad han sido explicitados también en muchos libros y
manuales (Chapman, 1996; Boon y Howell, 1997), y forma parte de la legislación de muchos
estados. Particularmente interesante es el proceso abierto en la Unión Europea donde la
indicación biológica es el núcleo de todo el sistema de monitoreo y evaluación de la calidad del
agua de sus 27 países, dando incluso a luz a un nuevo concepto, el “Estado Ecológico”, y ello
ha significado una revolución en la forma como los gobiernos europeos deben contemplar los
indicadores biológicos de calidad del agua (DOCE, 2000).
Los efectos de la contaminación han generado una gran cantidad de estudios de impacto
ambiental en dichos países, pero muchos de ellos nunca son publicados, por lo que existe una
extensa, pero restringida en su difusión, literatura gris que no se refleja en publicaciones
científicas y además raramente estos estudios han originado protocolos estandarizados. Este
hecho ya fue indicado en Prat et al. (1999) y posteriormente puesto de manifiesto en nuestra
revisión sobre el uso de los macroinvertebrados como indicadores de calidad en los ríos
altoandinos (Ríos et al., en prep).

LOS MACROINVERTEBRADOS COMO BIOINDICADORES 

Los macroinvertebrados son los organismos más ampliamente usados como bioindicadores en
la actualidad por diversas circunstancias (Resh, 2008) entre las que destacamos (tomado de
Bonada et al., 2006):
1- Tener una amplia distribución (geográfica y en diferentes tipos de ambientes).
2- Una gran riqueza de especies con gran diversidad de respuestas a los gradientes
ambientales.
3- Ser en su mayoría sedentarios, lo que permite el análisis espacial de la contaminación.
4- En otros casos, la posibilidad de utilizar su reacción de huida (deriva) como indicador
de contaminación.
5- En algunas especies, tener ciclos de vida largo porque integra los efectos de la
contaminación en el tiempo.
6- Poder ser muestreados de forma sencilla y barata. 4
7- Una taxonomía en general bien conocida a nivel de familia y género.
8- La sensibilidad bien conocida de muchos taxa a diferentes tipos de contaminación.
9- El uso de muchas especies en estudios experimentales sobre los efectos de la
contaminación.

PAUTAS ACTUALES EN LA UTILIZACIÓN DE LOS MACROINVERTEBRADOS 
COMO BIOINDICADORES EN RÍOS 

 El uso de los bioindicadores a nivel de comunidad requiere la transformación de los
datos (presencia o abundancia de los diferentes taxa) en alguna expresión sintética de los
mismos, como el número total de taxa o la diversidad, entre otras. A estas expresiones se les
llama comúnmente Métricas y pueden ser, cualitativas (por ejemplo número total de taxa) o
cuantitativas. Esta última categoría incluye tanto las que usan datos semicuantitativos (como
por ejemplo rangos de abundancia o la abundancia relativa) o las que operan con datos de
abundancia absoluta (como individuos por metro cuadrado o individuos recolectados por
unidad de tiempo). La mayor parte de las métricas aplicadas en el estudio de los
macroinvertebrados utilizan como factor clave la tolerancia de los diferentes taxa a una
perturbación determinada, normalmente la contaminación orgánica. De este modo la relación
entre el número de organismos tolerantes a la contaminación y los intolerantes a ella es un
recurso habitual en las métricas usadas. A partir de estas métricas primarias se pueden derivar
otras como combinación de las primeras (índices multimétricos). Otro método propuesto
recientemente en la evaluación de la calidad de los ríos ha sido clasificar la calidad
físicoquímica del agua empleando un pequeño grupo de taxa de macroinvertebrados como
bioindicadores a través de la metodología de Redes Neuronales (Gutiérrez et al., 2004).
 Además de las métricas que miden características estructurales, también es posible
obtener datos de la funcionalidad de la comunidad de organismos, de manera que podamos
derivar características del sistema relacionadas con la perturbación que estudiamos. Ejemplos
de métricas funcionales serían la producción secundaria, o la tasa de descomposición de la
hojarasca. Más recientemente se ha propuesto el uso de los rasgos biológicos (“species traits”)
como por ejemplo la duración de la vida, el número de huevos que pone la especie, etc., en
lugar de la lista de taxa como una forma de evaluar la calidad biológica de las aguas.


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